viernes, 1 de octubre de 2010

Perfil.
Correa, de 46 años, quien iniciará su segundo mandato presidencial el lunes, hizo campaña en 2006 presentándose como un hombre de izquierda moderada. Pero después de asumir su cargo siguió los pasos de Chávez, reformando la Constitución para ampliar los poderes presidenciales, atacando a los medios de prensa independientes, adoptando medidas contra las empresas petroleras estadounidenses, ordenando la expulsion de las tropas antinarcóticos de Estados Unidos y --por acción u omisión-- permitiendo que la guerrilla colombiana FARC estableciera bases en Ecuador.

Recientemente Correa rompió relaciones con Colombia, después de que el ejército colombiano atacó una base guerrillera de las FARC en Ecuador en el 2008 y encontró archivos de computadoras --luego certificados como auténticos por Interpol-- que demostraban el activo apoyo de Ecuador y Venezuela a los narcoguerrilleros colombianos.

Ahora, Correa está prometiendo ``radicalizar esta revolución''. Sus opositores políticos dicen que lo hace no sólo para tratar de acaparar poderes absolutos, sino también para desviar la atencion pública de revelaciones periodísticas que mostraron que su hermano Fabricio consiguió contratos estatales por $80 millones desde el principio de su presidencia.

La historia del padre de Correa no es nueva para los ecuatorianos. Fue confirmada por el propio presidente hace dos años, pero no llamó mucho la atención fuera del país, en parte porque Correa aún no se había revelado como un feroz crítico de Estados Unidos.

Según un despacho de la agencia Reuters del 14 de abril del 2007, Correa dijo en un discurso radial que: ``Cuando yo tenía cinco años, mi padre fue arrestado por llevar drogas a Estados Unidos''. Criticando el duro castigo que el gobierno norteamericano impone a los contrabandistas de pequeñas cantidades de drogas, Correa agregó que ``Yo viví todo eso, y esas personas no son delincuentes. Son madres solteras o desempleados desesperados por alimentar a sus familias''.

¿Fue la tragedia de su padre, o un convencimiento ideológico lo que llevó a Correa a su radicalismo actual?, le pregunté a varios conocidos ecuatorianos.

``Ambas cosas'', me dijo el ex presidente ecuatoriano Osvaldo Hurtado. ``Por un lado, es sabido que suele reaccionar rencorosamente frente a personas, o instituciones o países que él percibe que a lo largo de su vida le causaron algunos perjuicios. Por otro lado, es un hombre que viene de una formación de la Teología de la Liberación, y de la Teoría de la dependencia''.


Correa, a diferencia de otros presidentes que como él se autodenominan ``revolucionarios'', ha arremetido contra varios otros sindicatos que eran enormes nidos de prebendas.

No obstante, la prepotencia y el autoritarismo de Correa lo están acercando cada vez más al modelo narcisista-leninista de Chávez. Y su populismo económico ha perjudicado al país, desaprovechando el mayor boom de los precios petroleros de los últimos años, que Ecuador podría haber utilizado para construir las bases de una prosperidad duradera.

Si el radicalismo de Correa está influenciado por la tragedia de su padre, sería comprensible: cualquiera de nosotros hubiera quedado marcado de por vida por una experiencia tan dramática vivida durante la infancia. Pero, como presidente, Correa debería seguir políticas económicas que atraigan las inversiones y reduzcan sostenidamente la pobreza, en lugar de dejarse llevar por resentimientos del pasado, por más válidos que sean en su criterio personal.

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